Acher cogió su hucha para contar y clasificar el dinero, la peque fue directa hacia él.
Al principio le dejaba ir haciendo pero al poco rato era imposible... ¡se veía venir conflicto! Tal como uno clasificaba la otra desmontaba.
Rápida y veloz me fui a buscar una hucha y unas monedas que tenemos de las antiguas pesetas, de 50, que son grandecitas, para la peque.
Le dejé la hucha y un cuenco con las monedas, no fue necesario nada más.
Y durante un rato, los dos estuvieron con lo suyo tranquilamente... ¡que se agradece!
Y yo disfruté observándolos.