Dejar hacer, no reprimir su motricidad natural e instintiva, la que le sirve para experimentar, probar, conocer y por tanto aprender.
Estar cerca, acompañar, dar seguridad, pero dejar hacer en libertad.
¡Ayyyyyyyyyyyyyy, pobres muebles! Pues sí, lo siento por ellos, pero yo priorizo la motricidad de mi hijo antes que un sofá, una cama o una mesa.
Esta es mi visión, una más simplemente.