El 23 de mayo se le cayó el primer diente al peque, estaba realmente emocionado, a muchos de su clase se le había caído ya alguno y él estaba loco de ganas. El Ratoncito Pérez había ido a casa de sus amigos y les había dejado 5€ de regalo... ¡eso era lo más emocionante!
Pero estaba igual de ilusionado aunque él supiera que el ratoncito Pérez no existe.
Nosotros decidimos contarle la verdad del ratoncito Pérez, fue algo que nos salió de forma natural y que no nos apetecía ocultarle. En esta casa no nos gustan nada de nada los ratones y de verdad que el ratoncito Pérez tampoco lo queríamos por aquí. Le dijimos que nosotros le dejaríamos el mismo regalo que el ratoncito Pérez, ¡a todos nos gusta recibir regalos!
Nos reímos juntos mucho rato con la historia, porque a nuestro gato Chispas le encantan los ratones, y claro... si viene por aquí el ratón Pérez, no podría sobrevivir!
Pero a pesar de saberlo, esa noche estaba emocionado, dejó debajo de la almohada un monedero con su diente dentro y a la mañana siguiente esperaba su regalo, le daba igual que fuera del ratón pérez o de sus papis.
Llegó el segundo diente hace unas semanas, con tal mala suerte que cuando se dio cuenta el diente ya no estaba, yo voto porque se lo tragó y él porque lo perdió. Lo buscamos sin parar y al final no lo encontró.
Pero siguió con la misma ilusión que con el primero, le dejamos una nota diciendo que el diente no estaba y esperó a la mañana siguiente su recompensa. Se levantó llorando diciendo que no había nada, pero porque su recompensa se había caído al suelo y no la vio.
La ilusión sigue igual con historia o sin historia.
Hay quienes optan por contar la historia para decirles siempre la verdad, otros no la cuentan por mantener una ilusión y un mundo de fantasía a los peques. De verdad que a mí todas las opciones me parecen bien y pienso que ninguna va a suponer ningún trauma a nadie, simplemente son decisiones o tradiciones que se toman o mantienen. Es una decisión de cada familia que se debe respetar.