Me encanta cuando los más pequeños nos ayudan a redescubrir el mundo con ellos.
Este fruto espinoso es del liquidámbar, un árbol que tenemos en casa y que nunca me había fijado en él con tanto detalle hasta ver que mi hija lo hacía.
Es cierto, lo había menospreciado, el liquidámbar me fascina por sus hojas de colores sobre todo en otoño y estos frutos siempre me pasaban desapercibidos.
Cuántas cosas podemos aprender con los peques simplemente observándolos.