Vi un monstruo come-móviles como este en el blog de Pandielleando... ¡ y me enamoré de él! ¡Gracias Yolanda!
¡Pero yo no sabía hacer ganchillo! Y siempre que veo algo bonito de ganchillo me acuerdo de mi abuela materna, una gran artista que hacía cosas preciosas... ¿y por qué entonces en mi juventud nunca tuve interés por aprender? ¡Pues porque cada cosa tiene su momento!
Y mi momento para aprender a hacer ganchillo fue a partir del día en que vi estas fundas para móviles. Dicho y hecho, busqué un tutorial en internet con los dos puntos básicos que necesitaba para hacerlo, seguí las indicaciones de Yolanda en su blog... ¡y funda hecha!
Claro, que tenía una motivación extra, les había enseñado unas fotos de la funda de Yolanda a mis sobrinas y les encantó... ¡quería hacerles una funda a mis sobrinas adolescentes!
Reto conseguido, las tuvieron.
Uno para cada una.
Para P.
Y para K.
O quizás fue al revés, no lo recuerdo, los eligieron ellas.
¡Nunca es tarde para aprender! Esto lo tengo clarísimo, siempre recuerdo a un señor de ochenta y pico años que se apuntó a un curso de natación que daba yo en un pueblo del Pirineo en mis épocas de monitora de natación, nunca le había pasado el agua de la rodilla -me decía-. Aprendió a nadar e incluso a tirarse de cabeza... ¡cuánto aprendí yo con él-.