En invierno se está muy a gusto en casa, tengo que reconocer que soy super casera, pero hay que aprovechar los buenos ratos de sol al aire libre.
Me gusta que estemos siempre un rato por fuera, por lo menos hasta que se hace de noche. Y en las vacaciones o fines de semana me gusta mucho aprovechar los ratos de almediodía que se está tan bien.
Me gusta verlo correr, saltar, coger la manguera, ir en bici... pero lo que más me gusta es cuando lo veo investigando o experimentando con diferentes materiales.
Un día de estas vacaciones navideñas, salimos almediodía al arenero dispuestos de platos y harina... ¡vamos a hacer experimentos! ¿qué pasa si mezclamos la harina con el agua? ¿pasa por el embudo? ¿y si echamos tierra? ¿para hacer barro qué tenemos que hacer? Así estuvimos casi una hora de reloj, todo concentrado y como decía él... ¡haciendo magia! Experimentando con la transformación de los elementos, qué preciosidad.
Jugar con agua, el agua no sólo es para el verano.
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Jugar con agua, el agua no sólo es para el verano.
Observar para aprender.
Sentir y probar.
Pensar, hacer hipótesis, comprobar...
Y así quedó todo al final.
¡Hasta mañana!