Lo que más me gusta es cuando me pide colaborar en la cocina, aquí cortando las judías.
Instrucciones claras y mirando siempre por el rabillo del ojo, pero confiando plenamente en él.
Sujetamos la judía por un lado y cortamos por el otro. Giramos la judía y cortamos de nuevo.
Pelaría una docena de judías, después me dijo que continuara yo, pero él tan contento y yo también de verlo con ganas de aprender.
¡Hasta mañana!